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Sin descuidar la virtud confuciana básica, la benevolencia, Soko emfatizó la
segunda virtud, la rectitud, la cual interpretó como "obligación" o "deber". Este
estricto código de honor, como un asunto de vida y muerte, demandaba una
elección consciente y por tanto fomentaba la iniciativa individual al tiempo que
reafirmaba las obligaciones de lealtad y amor filial. Se subrayaba la obediencia a la
autoridad, pero el deber estaba primero aun si éste comportaba la violación de
la ley. En tal caso, el verdadero samurai debía probar su honestidad y expiar su
crimen contra el gobierno suicidándose.
Hacia mediados del siglo XIX, el Bushido se convirtió en una idea general,
y la abolición legal de la clase samurai en 1871 lo hizo aún más una
propiedad de toda la nación. En el sistema de educación público, con el
emperador reemplazando al señor feudal como objeto de lealtad y sacrificio,
el Bushido se transformó en el fundamento ético del entrenamiento. Como tal,
contribuyó tanto al surgimiento del nacionalismo japonés, fortalecimiento
de la moral civil en tiempos de guerra hasta 1945. |